Hoy, 8 de diciembre, el cielo amaneció cubierto, pero la fe de nuestra gente brilló más fuerte que cualquier nube.
En este día sagrado, Valle María se reúne una vez más bajo el manto protector de nuestra patrona, la Inmaculada Concepción de María, ella que nos invita a confiar, a caminar con esperanza y a sostenernos unos a otros en la fe.

En cada mirada, en cada plegaria y en cada corazón presente, se sintió esa paz suave que sólo la Madre puede regalar.
A su lado aprendemos a mirar el futuro con serenidad y a creer que, incluso en tiempos inciertos, la gracia siempre encuentra caminos para alcanzarnos.

Que esta celebración renueve nuestro espíritu y nos recuerde que nunca estamos solos.
Que María, en su pureza y ternura infinita, siga iluminando a nuestra comunidad de Valle María y a todo el mundo, guiándonos con su amor hacia días de mayor unión, fortaleza y esperanza.

Bajo su protección ponemos nuestras familias, nuestros sueños y esta tierra que tanto amamos.
Que su presencia sea abrigo, impulso y bendición para cada uno de nosotros.

Inmaculada Concepción de María, ruega por nosotros.